Los ladrones suelen confiar en factores inesperados para entrar en sus hogares. Un observador visible de la puerta envía un mensaje claro a los posibles invasores de que los ocupantes están atentos y cautelosos, convirtiendo las casas en un objetivo menos atractivo para el robo. La presencia de los porteros puede ser disuasoria para impedir que los delincuentes intenten entrar en el inmueble sin autorización.